La clorofila

La clorofila es energía pura que las plantas nos transmiten sin modificación alguna.

La Clorofila

La coloración verde de muchas plantas es indicativa de la presencia de la clorofila, sustancia que, gracias a la energía solar que tienen la propiedad de captar, permite sintetizar las materias azucaradas y amiláceas a partir del gas carbónico y el vapor de agua.

Los cloroplasmas de las plantas verdes poseen por tanto la propiedad esencial de capturar el carbono de la atmósfera e incorporarlo a la sustancia viva.

Merced, principalmente, a su contenido en clorofila, las coles verdes contribuyen a combatir la anemia facilitando, en combinación con el hierro, la producción de hemoglobina.

Es tal la importancia de la clorofila para la vida, que las plantas que no la contienen (las setas por ejemplo) solo pueden crecer implantadas sobre raíces de árboles o plantas de hoja verde o aprovechando el humus de las hojas verdes descompuestas.

Se ha hablado del poder desodorizante de la clorofila, pero más importante es su acción estimulante de los músculos y los nervios y la de tonificar el corazón.

Actúa igualmente sobre la fibra lisa del intestino contribuyendo a combatir el estreñimiento y favorece, por otra parte, la buena marcha de la función urinaria y el descenso del índice de colesterol de la sangre.

Los notables principios antisépticos de toda hoja verde se deben sin duda a la presencia de la clorofila.

Con ocasión de una herida una mordedura o una picadura de insecto, tome una hoja verde cualquiera y frote con ella (habiéndola arrugado previamente para hacer salir el jugo) la parte a tratar.

El organismo se beneficia principalmente de dos tipos de energía.

En primer lugar, de la que resulta de la transformación química de los diversos constituyentes del alimento, energía que precisa de la intervención de aquél (y, por consiguiente, de un desgaste energético) antes de su captación y su transformación.

El otro tipo de energía, es la energía solar almacenada por la clorofila, susceptible de ser liberada instantáneamente, desde el primer contacto del alimento con las papilas de la lengua.

Se trata de una energía pura que las plantas nos transmiten sin modificación alguna, incluso antes de que intervenga el fenómeno de la digestión.

Todas las verduras de hoja verde poseen esta inestimable riqueza.

Las frutas, por haber pasado sin excepción por el estado clorofilado (coloración verde), contienen también energía solar que guardan en reserva hasta su utilización.

Conviene tener presente que la clorofila, igual que los fermentos, es susceptible de ser modificada por efecto del calor, por ello, su energía solo puede aprovecharse mediante la ingestión de vegetales frescos y crudos.