Alimentos crudos por cocidos

Los alimentos crudos aportan una mayor cantidad de nutrientes al organismo.

Alimentos crudos por cocidos

El efecto de la sustitución de alimentos crudos o frescos por los cocidos ha sido siempre ampliamente discutido.

En algunos ensayos, se han alimentado monos con su comida habitual pero cocida en una olla de vapor.

La consecuencia fue una reducción en la actividad de las glándulas de secreción interna, la aparición de úlcera de estómago o intestino, la inflamación del intestino grueso y finalmente la caquexia y la muerte.

En otros ensayos, se alimentaron también conejillos con alimentos cocidos y la consecuencia fue que los animales enfermaron de caries, inflamación de la glándula salival, bocio, anemia, escorbuto y algunos de cáncer de pulmón.

Si a estos alimentos cocidos se añadía para cada animal 10 cm3 de leche pasteurizada, enfermaban también de artritis deformante.

Estos y otros muchos experimentos parecen venir a demostrar el efecto tan perjudicial del arte culinario sobre la salud.

Posición ecléctica

No queremos dejar de reconocer que el puchero en la cocina no trajo consigo sólo males sino también ventajas.

Mediante el proceso de cocción pudieron aprovecharse por primera vez numerosos productos naturales para la alimentación humana, lo que implicó una considerable ampliación de la alimentación básica.

La cocción facilita al intestino la absorción de los alimentos y le evita así parte de su trabajo o es la única manera de hacerle digerir un alimento de ese tipo.

El puchero puede indudablemente ostentar un cierto significado cultural puesto que ha contribuido a ampliar las posibilidades vitales humanas y, por tanto, de modo decisivo al proceso cultural.

El abuso de su empleo, es decir, la sustitución del consumo de alimentos crudos por el de alimentos cocidos ha conducido, no obstante y de modo innegable, a una serie de consecuencias perjudiciales.

La aplicación del calor destruye en realidad no sólo las vitaminas (termolábiles), sino los fermentos y las sustancias aromáticas convenientes para la digestión.

Y se trata de componentes de la alimentación de los que no podemos prescindir para la conservación de la salud.

Efectos del oxigeno en el interior del intestino

Los fermentos que contienen los alimentos vegetales consumidos en vivo son conservados prácticamente en el intestino y cumplen servicios especiales en el proceso digestivo.

Así, por ejemplo, los llamados fermentos oxidantes fijan el oxígeno del aire que es tomado continuamente con la comida y después no puede permanecer como tal oxígeno en el interior del intestino.

Las bacterias intestinales realizan en ausencia del oxígeno el metabolismo con 1/25 de las calorías que necesitarían bajo los efetos de una mayor oxigenación.

Después de detenidas investigaciones, se ha llegado a la conclusión de que con un régimen alimenticio en que predomina la carne y bajo los efectos del oxígeno sumamente abundante aún en el recto, las materias colorantes biliares dan a los excrementos su corriente colorido pardo, mientras que al faltar oxígeno en el intestino, por la alimentación vegetal cruda, la deposición presenta un color amarillento claro.

De esto puede deducirse el efecto de este fenómeno en el hombre, y aunque no se haya investigado, puede darse por seguro que una atmósfera en el interior de los intestinos sin contenido en oxígeno permite una considerable reducción en la cantidad de alimentos sin que el hombre quede mal alimentado.

Así, pues, un régimen rico en alimentos vegetales crudos constituye un sistema de nutrición conservador y tónico, al menos respecto al intestino.

Por otra parte es lógicamente forzoso que, un régimen de carne cocida y, como consecuencia, con un interior intestinal rico en oxígeno, en el cual las bacterias intestinales utilizan 25 veces más energías para sus propias necesidades se produzca el contra sentido de que el hombre alimente antes a sus bacterias intestinales que a sí mismo.

Las bacterias intestinales

Tanto los productos originados en la digestión de los alimentos como los procedentes del metabolismo bacteriano son completamente distintos según el interior del intestino carezca de oxígeno o abunde en él, dependiendo además de que se trate de bacterias intestinales normales (colibacterias) o anormales y degeneradas (paracoli y otras).

Pero ahora se ha deducido de numerosos experimentos, que desde hace mucho tiempo el hombre, debido a su alimentación habitual, presenta en su intestino una abundancia anormal de bacterias, lo que conduce a la conclusión de que su nutrición tiene que ser forzosamente defectuosa.

La introducción de bacterias intestinales normales vivas es un tratamiento utilizado desde hace tiempo en la medicina práctica, porque con ello se ha comprobado curaciones de reuma, eczemas y anemias.

Una conveniente nutrición o un determinado régimen carecen de efectos, si el papel que le corresponden a las bacterias intestinales no se desarrollan con normalidad.

Formación de vitaminas por bacterias del intestino

Es muy notable a este respecto que las bacterias intestinales forman la vitamina K, imprescindible para el proceso de coagulación de la sangre y que cuando están degeneradas no se hallan en condiciones de efectuar esa síntesis.

Si falta la vitamina K en la nutrición, que se obtiene con verduras frescas, como las espinacas, repollo, coliflor y tomates, no logran las colibacterias compensar por cierto tiempo esta insuficiencia, mientras que con tales bacterias degeneradas se presenta una escasez en vitamina k en el hígado, y por tanto un retraso en la coagulación de la sangre, o incluso, una hemofilia.

Además, se sabe por los experimentos, que la vitamina K dificulta el desarrollo de determinados microorganismos en el torrente sanguíneo.

La vitamina B12 se presenta también como producto del metabolismo de las bacterias intestinales.

Después de la absorción por la pared intestinal es introducida en el hígado para desempeñar el papel de un elemento de maduración de las células sanguíneas.

Sólo en presencia de este elemento activo se efectúan por ejemplo, los más importantes procesos de producción de proteínas, sobre todo la transformación de moléculas proteicas de poco valor en otras de gran riqueza, necesarias para la formación del núcleo celular.

Para esta transformación se precisan las ya clásicamente conocidas lecitinas, complejas combinaciones de glicerina y ácido fosfórico, que normalmente se reciben con los alimentos, pero que por la cocción sufren una grave reducción de su eficacia biológica.

Además de la función de la vitamina B12 en la síntesis de las moléculas proteicas del núcleo celular, interviene contra la formación excesiva de histamina.

La histamina es una sustancia que se origina abundantemente en el metabolismo y que provoca reacciones de hipersensibilidad del tipo del catarro de heno, asma bronquial, eczemas y otras manifestaciones.

Por fin, conocemos hoy que el 4 % de cobalto contenido en la vitamina B12 produce efectos antituberculosos, cuyo significado no sabemos apreciar aún debidamente.

Sólo cabe pensar las enormes consecuencias que con toda claridad suponen.

Autointoxicaciones

La posibilidad de vida en las bacterias intestinales depende de una sana alimentación.

Como pequeños depósitos, permiten cubrir las insuficiencias ocurridas en la producción de las más importantes sustancias del metabolismo químico durante un largo lapso de tiempo.

Pero finalmente llegan a enfermar las mismas por la aparición de deficiencias y dan lugar exclusivamente a productos tóxicos y de efecto perjudicial, que después son absorbidos a través del intestino y llevados al torrente sanguíneo y al hígado activando todo el mecanismo defensivo.

Este efectúa la desintoxicación y destrucción de estas sustancias durante un tiempo, hasta quedar hipersensibilizado o por la irritación continua se entorpece, enferma, o finalmente deforma, si no recibe ayuda a su debido tiempo mediante materias normales y compensadoras, ya sea alimentos sanos o medicamentos.

Orden de utilización de los alimentos crudos

No sólo es necesario saber que debemos utilizar alimentos frescos, sino cuándo hemos de hacerlo, es decir, en qué proporción hemos de consumir alimentos crudos y cocidos.

Esto se deduce de numerosas experiencias sobre productos olorosos y aromáticos.

Al hacer una comida ordinaria compuesta por un plato de sopa o caldo, carne, patatas cocidas y legumbres o incluso un desayuno consistente en una taza de café o chocolate, pan con mantequilla y mermelada, aumenta el número de leucocitos en la sangre y pasan en un plazo de 1 minuto de los 6.000-8.000 normales por milímetro cúbico a 10.000 y en un plazo de 30 minutos a 30.000 para volver a los 90 minutos a lo normal.

Este fenómeno es conocido desde hace casi un siglo y se califica como leucocitosis prandial (significando leucocitosis el aumento de glóbulos blancos).

Tal aumento de glóbulos en la sangre se produce también en todas las irritaciones inflamatorias, especialmente en las enfermedades infecciosas y se considera en tal caso como una reacción defensiva del cuerpo.

Nada significa en contra el concebir la citada leucocitosis asimismo como medida defensiva del cuerpo contra algo extraño, es decir como una momentanea reacción inflamatoria.

Con esto se coincide evidentemente en una comprobación, conforme a la cual la comida de alimentos crudos, sin cocer, vegetales, no conduce a un aumento de los glóbulos blancos en la sangre, es decir, que no se presenta la reacción inflamatoria antiguamente considerada como normal.

Esta reacción no se produce cuando la comida cocida sigue a la cruda.

También se comprobó asimismo que un 10 % por lo menos de los alimentos deben consumirse crudos y antes de los cocidos, si se quiere evitar esta reacción inflamatoria.

Origen de la leucocitosis defensiva

Estas observaciones resultan hoy tan evidentes que la alimentación naturalista, viva y no consumida por la cocción, no se considera extraña ni repulsiva mientras que los alimentos cocidos suponen un régimen insuficiente para provocar una reacción defensiva del organismo.

La causa de esta reacción defensiva se encuentra en la falta de fermentos y sustancias aromáticas de la comida cocida.

Así se indica por primera vez el importante significado de las sustancias aromáticas naturales.

Estas sustancias sensibles al calor se reciben en las mucosas bucal o faríngea y actúan a través del sistema nervioso de modo inconsciente y provocan también la reacción de los glóbulos blancos.