Deporte y alimentación

El éxito deportivo depende de lo equilibrada que sea su alimentación.

Deporte y alimentación

Aún hoy día es difícil convencer a un deportista de que el 50 % de su éxito deportivo depende de lo equilibrada que sea su alimentación e incluso los entrenadores tampoco estiman que los alimentos influyan tanto en la eficacia de un atleta.

Tampoco saben demasiado sobre energizantes, dopaje y demás sustancias ergogénicas.

Si la alimentación es según su criterio equilibrada, es suficiente, y para esto se basan siempre en el cuarteto de carne, verdura, frutas y productos lácteos.

Apenas se da importancia a la ración antes del torneo y nunca se tiene en cuenta la ración de recuperación, ya que en este sentido piensan que el descanso es el único factor a tener en consideración.

El motivo de este capítulo sería tratar de convencerles de su error y hacerles ver que un restaurante de lujo no es el sitio adecuado para un deportista de élite, mucho menos en vísperas de un campeonato importante.

Un deportista necesita cubrir dos necesidades básicas con la alimentación, asegurarse de que su organismo reciba los alimentos calóricos necesarios y, posteriormente, otros nutrientes que le restauren a la mayor brevedad posible los tejidos desgastados.

Así serían, esquemáticamente, las ideas primitivas sobre la alimentación correcta, pero tal concepto deja de lado cuestiones tan importantes como son la introducción en nuestro organismo de sustancias nocivas o degenerativas, la posibilidad de lograr energía intensa en un corto espacio de tiempo, el lograr mediante los alimentos que una deficiencia corporal congénita o adquirida se vea mejorada, el adecuar tal o cual alimento a la prueba deportiva en cuestión, el tener en cuenta el sexo del deportista y mucho más su edad, también el adecuar la alimentación al clima o al país.

Si algún entrenador tiene en cuenta estos factores, es seguro que sus deportistas estarán ya en la cima del triunfo.

Necesidades energéticas

Una manera ampliamente utilizada de medir las necesidades energéticas de una persona es averiguar su metabolismo basal, esto es, saber qué consumo tiene su organismo en estado de reposo, despierto, a una temperatura ambiental media y con calma emocional.

Otras circunstancias son la edad  ya que el metabolismo disminuye con la edad para que el deterioro físico sea cada vez más lento.

Las mujeres sufren grandes oscilaciones a lo largo de su vida, mucho más que los hombres.

El clima frío suele subir grandemente la necesidad de calorías incluso en estado de reposo y bien abrigados (mucho más si el deporte se practica con poca ropa como es norma).

El aumento o disminución de la musculatura a causa del entrenamiento también lo modifica sensiblemente (el trabajo de culturismo lo baja).

Ciertos alimentos también influyen grandemente ( la carencia de calcio o magnesio lo frena, mientras que la vitamina B lo activa).

El sueño reparador lo baja mientras que los viajes largos lo activan y la altitud sobre el nivel del mar también lo modifica, lo mismo que las situaciones de estrés antes de competir o cuando se está perdiendo.

Una persona que va ganando un torneo tiene un desgaste calórico inferior al que va perdiendo.

Por estos motivos, cualquier déficit calórico en un deportista puede suponer la pérdida del liderazgo y las medidas drásticas de bajar de peso por necesidad deben ser valoradas con cuidado.

Es preferible que una persona pelee (en el caso de los boxeadores o luchadores) en un peso superior al suyo, adquirido después de varios meses de entrenamiento, que hacerle bajar a la categoría inferior después de imponer una dieta drástica la semana antes.

El peso en el cual va a competir tiene que fijarse con un mes de anticipación y no tratar de modificarlo a partir de entonces, ya que los resultados en este sentido siempre han sido negativos.

Un peleador al cual se le ha privado de parte de su alimentación habitual una semana antes de competir, en un deseo de que entre en el peso inferior, es un peleador que con toda seguridad perderá, ya que el cansancio le hará mella enseguida.

Ni que decir tiene que la sauna tomada días antes y con más razón la noche anterior, es jugar con fuego y asegurarse la derrota.

En el boxeo se han conocido casos tan estúpidos como privar de beber abundante agua al boxeador que iba a pelear, solamente porque estaba en el límite de su peso en el momento del combate.

Ahora nos explicamos por qué los boxeadores son los deportistas que peor acaban físicamente.

A los golpes recibidos, habría que sumar la estupidez en materia de alimentación de sus entrenadores.

Factores externos

Hay factores externos que nos pueden dar algunas indicaciones sobre el tipo de alimentación correcta de un deportista, sin necesidad por tanto de que le sometamos a pruebas que en la mayoría de los casos no están a nuestro alcance.

Por ejemplo, a una persona delgada que vaya a competir en invierno al aire libre es obvio que un suministro de grasas dos días antes de la prueba le serán de gran utilidad, mucho más si la prueba va a durar más de quince minutos.

Administrarle las grasas la noche anterior o unas horas antes no serviría de nada, ya que los lípidos necesitan mucho tiempo para depositarse y así poderse metabolizar.

Por contra, en tiempo caluroso y un atleta que compita en torneos de corta duración, como sería un sprint, no necesita para nada las grasas suplementarias y le sería mucho más útil un suplemento de proteínas de rápida asimilación, que le proporcionen una respuesta nerviosa rápida y vivaz.

En tiempo frío y competiciones de larga duración, se hace necesario aumentar al menos quinientas calorías la ración normal, no existiendo inconveniente en que este aumento sea a base de grasas.

No hay que olvidar, que las calorías que proporcionan los hidratos de carbono sin refinar se mantienen más estables que aquellas procedentes de los productos refinados, y que las que proceden de grasas o proteínas son muy lentas de utilizar y agotan más al individuo, al requerir gran energía para quemarse.

Recientes estudios han puesto de manifiesto que es preferible dar un exceso de hidratos de carbono en los deportistas, en lugar de aumentar las proteínas, ya que éstas pueden sintetizarse (en contra de lo que hasta ahora se pensaba) a partir de los hidratos de carbono complejos.