Vitamina E

La vitamina E se encuentra principalmente en el germen de trigo, la lechuga, los berros y las semillas en general, además del polen.

Propiedades y beneficios

La vitamina E es una de las más estudiadas y, sin embargo, de la que menos se sabe.

Recientemente, su similitud con el selenio ha abierto una nueva puerta para comprender mejor su papel en el organismo humano.

Su carencia provoca ante todo esterilidad y degeneración de los órganos genitales, siendo vital también para el metabolismo del hígado y de las grasas insaturadas.

Un déficit agudo de vitamina E produce atrofia muscular.

Se debe aplicar en cualquier cura de rejuvenecimiento, ya que es un buen antioxidante, en unión al selenio en degeneraciones musculares de importancia, para la curación de grandes hematomas, favorecer la elasticidad del colágeno y proteger al hígado.

Igualmente en la criptoquirdia, amenaza de aborto, formación adecuada de la placenta, climaterio masculino y femenino, cretinismo, hipertiroidismo, afecciones oculares con miopia degenerativa, insuficiencia coronaria, úlceras varicosas, varices y flebitis, jaquecas, cirrosis hepática, piorrea y alteraciones genitales.

Vitamina E en el deporte

Su compleja acción en nuestro organismo ha motivado el que no sepamos a ciencia cierta para qué nos puede ser útil, pero ante la posibilidad de que dosis extras de ella nos aporte beneficios se suele incluir entre los suplementos dietéticos de uso habitual.

Parece ser que protege a los músculos sometidos a fuerte entrenamiento de la oxidación, la anorexia y la esclerosis al tiempo que por su acción en las glándulas genitales contribuye a que la musculatura se potencie más rápidamente al ser activada la hormona testosterona.

Por este motivo, debiera ser consumida por todo deportista en épocas de fuerte entrenamiento y por aquellos que trabajen con pesas.