Vitamina C

La vitamina C se encuentra en todos los frutos cítricos, las fresas, la col y coliflor, el diente de león. los berros, espinacas, pimientos y perejil, así como en el brécol.

Propiedades y beneficios

La vitamina C es la única vitamina que carece de nitrógeno y esto ya es suficiente para que tenga un comportamiento diferente a las otras.

Su papel biológico está en sus propiedades antioxidantes, capaz de ceder oxigeno en un proceso reversible, y en su ligazón al ácido nucléico.

Interviene en la formación de todos los fermentos digestivos, inhibe la capacidad toxica de numerosos agentes externos, actúa sobre todas las glándulas endocrinas, en especial la suprarrenal, estimula el metabolismo, es indispensable en la formación del colágeno y los huesos, exalta la fagocitosis y formación de anticuerpos, favorece la formación del tejido conjuntivo, mejora la coagulación sanguínea, normaliza la formación de adrenalina y mejora a los anémicos.

Pueden existir carencias, aunque la dieta sea correcta, si hervimos los alimentos que la contienen, si la exponemos al sol, en las infecciones, en el trabajo duro, en los enfriamientos, sudoración excesiva, en la lactancia artificial, durante la toma de antiácidos, así como cuando existan vómitos.

Se debe utilizar durante la administración de aspirina, anticonceptivos, corticoides y otros anti inflamatorios.

Hay que administrarla en el escorbuto, hemorragias de encías o retina, úlceras duodenales incluidas las sangrantes, gripe y demás enfermedades invernales, envejecimiento herpes, cataratas, exceso de tabaco, para acortar la consolidación, en fracturas, alergias, cansancio primaveral, hipotensión, pigmentación de la piel, ascitis, edemas, alteraciones del carácter, reuma, caries, diabetes, disnea, tuberculosis cutánea y, por supuesto, para aumentar el rendimiento deportivo y prevención de agujetas.

Vitamina C en el deporte

Su importancia en el organismo es muy variada y comprende desde su buen papel como antioxidante (prolongando así la vida deportiva del atleta), la formación de la hemoglobina, su presencia en la glándula suprarrenal y los músculos, facilitar la formación del glucógeno hepático, fijación del hierro en la sangre, así como la adaptación a los climas fríos y su potenciación de las defensas contra las bacterias.

Se ha utilizado ampliamente en todos los deportes, más por intuición que por convicción, ya que, aunque no tiene un efecto directo sobre la fatiga ni sobre el rendimiento en general, su acción global permite que el deportista esté ausente de los problemas que acarrean los sobre esfuerzos, tales como los calambres, desgarros musculares frecuentes, mal rendimiento en las pruebas de velocidad, aparición frecuente de agujetas y mala resistencia a la fatiga.