Avellanas - propiedades y beneficios de los frutos secos
La avellana se consume como aperitivo pero su aceite es muy apreciado en la cocina por su neutralidad rápida.
Propiedades
Es el fruto más rico en grasas insaturadas, con la ventaja sobre el resto de su buena digestibilidad.
De entre todos los frutos oleaginosos, la avellana es el más digestivo y nutritivo y actúa por tanto muy favorablemente sobre la nutrición y el equilibrio en general.
La avellana tiene un gran contenido en grasa, hasta un 65% y un 16% de proteínas y además son una buena fuente de minerales como vitamina A, calcio, magnesio, fósforo, potasio, hierro y el cloruro sódico, así como una cantidad considerable de hidratos de carbono, constituyendo por tanto un alimento extraordinario para esfuerzos de corta y larga duración.
Poseen un contenido más elevado de manganeso y biotina que ningún otro fruto seco y aportan más de 600 kilocalorías por cada 100 gramos.
Cocina
Normalmente se consume como aperitivo pero su aceite es muy apreciado en la cocina por su neutralidad rápida.
Nutrición
Está especialmente indicada en las personas desnutridas que comen muy poco (hepáticos, tuberculosos) y en todas aquellas personas enfermas sometidas a un régimen pobre en residuos o que convenga darles poco volumen alimentario.
Por contra, está desaconsejada en los enfermos de hipertensión arterial.
Beneficios
A pesar de su pequeño tamaño, posee muchos principios nutritivos que la hacen alimento inmejorable para el excursionista de montaña ya que ayuda a reconstruir los tejidos y a defenderlos de las bajas temperaturas.
Son bajas en hidratos de carbono, por lo que pueden comerlas aquellas personas con tendencia a engordar.
Está recomendada a los diabéticos por su bajo índice de hidratos de carbono.
La avellana seca contiene cerca del 70% de su peso de materias grasas, y de un 15 a un 20% de materias nitrogenadas.
En su análisis se descubre calcio, potasio, azufre, magnesio cloro, sodio, así como cobre y vitaminas B.
Remedios
La infusión de hojas de avellano es depurativa de la sangre.
Se prepara haciendo hervir un puñado de ellas por litro de agua.
El polen de las flores ha sido empleado contra la epilepsia, y la decocción de la corteza o las hojas, en lociones y compresas contra las úlceras y las llagas átonas.