Cebada

El cultivo de la cebada se remonta a la prehistoria.

Historia de la cebada

La cebada es una de las plantas que se cultiva desde hace más tiempo, su cultivo se remonta a la prehistoria.

Diversas variedades de ella, junto con el trigo y la espelta, han sido halladas en las tumbas egipcias y en las ruinas de ciudades lacustres en Suiza e Italia.

Se cree también que los célebres caballos de Salomón eran alimentados con cebada.

Cocina

La cebada mondada complementa perfectamente a las sopas y los purés, y puede emplearse siempre en sustitución de la patata.

También se prepara como una bebida, en la dosis de 30 o 50 g. por litro de agua, cocer media hora y beber a voluntad.

Para las papillas de los niños, es preferible la cebada.

Las mujeres en periodo de lactancia pueden recurrir al consumo de cebada, en forma de alimento sólido como en bebida.

La decocción, mezclada con zumo de limón, es una buena bebida para los niños.

La malta molida, añadida a cualquier puré o papilla, facilita la digestión de ésta, y los niños pueden también tomarla.

Propiedades

La cebada es un alimento digestivo, calmante, antidiarréico y beneficioso para el sistema respiratorio.

Aunque, comparada con otros cereales es más pobre en minerales, contiene abundantes oligoelementos, sobre todo el antioxidante selenio y vitamina D.

En dietética se utiliza la mondada con preferencia a la perlada, ya que esta última está refinada como el arroz blanco.

La mondada, sin embargo, procede de un simple descascarillado y para prepararla basta con cocerla 30 minutos, tras haberla dejado una noche en remojo.

La harina bruta desecada, es lo que se denomina sémola de cebada.

La cebada perlada, es la cebada descascarillada y después blanqueada y pulida mecánicamente.

La que hemos de utilizar es la cebada mondada, es decir aquella cuyas semillas están simplemente despojadas de su envoltura.

Los copos de cebada son el residuo que queda en el cedazo después de despojar al cereal de su envoltorio, triturarlo y tamizarlo para elaborar su harina.

La malta, que es la cebada germinada y seca, se utiliza tostada en sustitución del café.

La germinación de la cebada da origen a la formación de una diastasa que la industria alimentaria utiliza con frecuencia.

Esta diastasa, mezclada con azúcar de caña, constituye un remedio contra determinadas afecciones de las vías respiratorias.

Beneficios

Los copos de cebada, añadidos a las sopas, dan un exquisito dulzor al plato y además están recomendados para reducir la inflamación de las vías urinarias.

Sus propiedades suavizantes y emolientes le confieren un extraordinario valor en el tratamiento de la mayor parte de las afecciones inflamatorias del sistema digestivo y de las vías urinarias.

Se prescribe su empleo contra las enfermedades crónicas y febriles con irritaciones, la tuberculosis pulmonar, la hemotisia, la nefritis, la cistitis, etc.

Favorece la calcificación del esqueleto y se recomienda en especial para los niños.

La malta (cebada germinada) tonifica el estómago, por lo tanto es un agente de la nutrición importante y contiene la famosa vitamina B12.

Conviene también a las personas de temperamento bilioso, por su efecto depurativo del hígado.

Nutrición

Este cereal es muy rico en fósforo, lo que le confiere la propiedad de fortalecer las células, en especial las nerviosas, siendo su empleo aconsejado para combatir la astenia y las depresiones del sistema nervioso.

Por su riqueza en numerosas sales (fósforo, hierro, calcio, magnesio y potasio), es un alimento a la vez refrescante y reconstituyente.

Remedios

En uso externo, la harina de cebada sirve para la preparación de cataplasmas resolutivas para curar las inflamaciones de la piel.